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los escenarios de
“Tango para una asesina” (3)
"Al amigo de infancia de Mercedes le acompañaban su suegro, el juez Collados, y un curioso personaje, el boticario Blas Sánchez Rojas; republicano de pro, prestidigitador, creador de un tónico reconstituyente y poseedor del primer fonógrafo que hubo en la ciudad".
Saliendo ya del barrio del Arrabal, llegamos al principio de la calle Sobrarbe. A principios del siglo XX, Leopoldo Albesa pintó dos óleos de la que quizás sea la vía más transitada del barrio. En uno de ellos aparece la botica de Blas Sánchez Rojas, la primera que hubo en la ciudad.
El farmacéutico fue un personaje conocido en la ciudad. (Hay quien dice que es a él a quien retrata el cabezudo de el Boticario). Tuvo el primer fonógrafo de Zaragoza y un loro que, al estar su jaula colgada a la puerta de la botica, se aprendió todos los improperios de los carreteros que cruzaban el puente de piedra. Tanto así, que las monjitas del convento de Altabás, hartas de aquello, decidieron pagarle un profesor de canto al loro para que le enseñara salmos y alabanzas.
Nota para incrédulos: doña Teresa, la tía de Merceditas, nuestra protagonista, –y a la que pronto visitaremos– da fe de la certeza de esta historia.
Por cierto, volviendo a los cuadros de Leopoldo Albesa, cuentan que los pintó por encargo de un rabalero de posibles, Mariano Aísa –al que todos conocían como el Tío Rabioso–. El buen hombre pretendía a la hija del boticario y encargó las pinturas para ganarse al suegro pero, bien fuera por el carácter al que hacía honor su apodo o porque los cuadros nos le gustaron, la cosa es que la moza le dio calabazas.
Origen de la imagen del post: Flickr Zaragoza Antigua
https://www.flickr.com/photos/zaragozaantigua/27717343550/in/photostream/
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“Tango para una asesina” (3)
"Al amigo de infancia de Mercedes le acompañaban su suegro, el juez Collados, y un curioso personaje, el boticario Blas Sánchez Rojas; republicano de pro, prestidigitador, creador de un tónico reconstituyente y poseedor del primer fonógrafo que hubo en la ciudad".
Saliendo ya del barrio del Arrabal, llegamos al principio de la calle Sobrarbe. A principios del siglo XX, Leopoldo Albesa pintó dos óleos de la que quizás sea la vía más transitada del barrio. En uno de ellos aparece la botica de Blas Sánchez Rojas, la primera que hubo en la ciudad.
El farmacéutico fue un personaje conocido en la ciudad. (Hay quien dice que es a él a quien retrata el cabezudo de el Boticario). Tuvo el primer fonógrafo de Zaragoza y un loro que, al estar su jaula colgada a la puerta de la botica, se aprendió todos los improperios de los carreteros que cruzaban el puente de piedra. Tanto así, que las monjitas del convento de Altabás, hartas de aquello, decidieron pagarle un profesor de canto al loro para que le enseñara salmos y alabanzas.
Nota para incrédulos: doña Teresa, la tía de Merceditas, nuestra protagonista, –y a la que pronto visitaremos– da fe de la certeza de esta historia.
Por cierto, volviendo a los cuadros de Leopoldo Albesa, cuentan que los pintó por encargo de un rabalero de posibles, Mariano Aísa –al que todos conocían como el Tío Rabioso–. El buen hombre pretendía a la hija del boticario y encargó las pinturas para ganarse al suegro pero, bien fuera por el carácter al que hacía honor su apodo o porque los cuadros nos le gustaron, la cosa es que la moza le dio calabazas.
Origen de la imagen del post: Flickr Zaragoza Antigua
https://www.flickr.com/photos/zaragozaantigua/27717343550/in/photostream/
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